La piratería es un flagelo que afecta de forma seria a los países, su economía, la ética y la confianza social, a los consumidores y al Estado. Provoca pérdidas millonarias al fisco -esto es, a todos nosotros- por la vía de la evasión tributaria, mientras hace que la industria pierda recursos que podría invertir en innovación y desarrollo de nuevas tecnologías, y a los consumidores gastar en decodificadores o softwares de mala calidad que no entregan garantías ante problemas ni aseguran el obtener una adecuada experiencia de uso. No en vano, uno de cada tres reclamos sobre los servicios de televisión en Chile obedece a situaciones generadas por la piratería, y es que cada vez que una persona accede ilegalmente a un servicio de TV de pago genera distorsiones en la red que pueden deteriorar la calidad de la señal de televisión que reciben los clientes de una misma zona o sector.
La existencia de un mercado ilegal se traduce en efectos negativos en la calidad del servicio y la experiencia de uso de todos los chilenos. En Chile existen al menos 300 mil dispositivos ilegales para decodificar televisión y, hasta la fecha, el país carece de una adecuada legislación para perseguir a los delincuentes que roban señales y estafan a los consumidores.
Por ello es una muy buena noticia para los usuarios de televisión de pago, es decir, para más de la mitad de los hogares chilenos, y para el Estado y la industria, que finalmente llegase a la sala del Senado el proyecto de ley que sancionará la decodificación ilegal de televisión. Chile avanza así hacia las mejores prácticas internacionales, siguiendo las recomendaciones de organismos como la Comisión Interamericana de Telecomunicaciones (Citel) en la lucha contra la piratería. Nuestro país no puede permitirse que exista un mercado negro paralelo, del que lucran quienes no pagan impuestos, y que perjudica a quienes hacen el esfuerzo para tener un servicio de la mayor calidad.
Aunque parezca increíble, hoy no existe en Chile ninguna penalización para la venta de decodificadores piratas. Lo que busca el proyecto presentado por el senador Letelier -presidente de la Comisión de Transportes y Telecomunicaciones-, que cuenta con un amplísimo apoyo político de todos los sectores así como del Gobierno, es que el Estado tenga la capacidad de sancionar a quienes importan, distribuyen y comercializan dispositivos o softwares ilegales, así como a los que ganan dinero distribuyendo señales piratas. Es muy importante señalar que esta iniciativa no sancionará al usuario que tiene un decodificador ilícito en su casa y que ha sido engañado por un tercero. La propuesta de ley es una herramienta para proteger los derechos de los consumidores; al Estado, que recuperará impuestos que han sido evadidos; a las empresas que invierten en ofrecer mejores servicios, y a los autores cuyos contenidos son pirateados.
El proyecto que ha llegado a la Sala plantea resguardos básicos a la propiedad intelectual y protección de la continuidad de un servicio de calidad, por eso es necesario que avance hasta convertirse en ley, poniendo a Chile a la altura de los países desarrollados en este ámbito. Estamos hablando de un servicio que tiene contratado más de la mitad de los chilenos, con empresas proveedoras que trabajan por dar los mejores contenidos; no podemos dejar que el mercado negro sea un actor de peso en una industria que necesita remover esta barrera para brindar mejores servicios y favorecer la innovación y la inversión en nuevas tecnologías.
Sin piratería mejoraría la oferta televisiva, tanto en número de canales como en la calidad de transmisión, y se permitiría que más usuarios pudieran disfrutar de servicios y equipos de televisión a menores precios, con una mejor atención y garantía posventa. Solo haciendo las cosas bien podemos aspirar a mejor calidad, a mejor servicio. Un mercado sin informalidad favorece la experiencia del usuario y la calidad de los contenidos. El Gobierno debe darle suma urgencia a esta iniciativa que cuenta con un amplio respaldo político, para disponer a la brevedad de un marco institucional que permita enfrentar este flagelo. Porque para tener entretenimiento de calidad, tenemos que ser serios y hacer las cosas bien.
Columna publicada originalmente en El Mercurio (Chile).