Hablamos con Rodrigo Ramírez del Pino, quien asumió a fines de 2016 como nuevo Subsecretario de Telecomunicaciones de Chile, sobre la presidencia rotatoria de Regulatel, el futuro de las regulaciones convergentes, el futuro del Internet Industrial, los retos de su país en el sector y el “Libro Blanco de las Telecomunicaciones” en el que trabaja el gobierno chileno.
¿Cuáles son los Retos de Regulatel como organismo en esta etapa que les toca presidir desde Subtel? ¿Cuáles son los ejes principales de su mandato? ¿Cómo puede Regulatel mejorar sus vías de interacción con el resto de actores que conforman el ecosistema digital?
En esta instancia de presidencia de REGULATEL, Chile ha hecho una invitación a los países a enfatizar los desafíos de conectividad de la región, y a entender que la infraestructura de redes de telecomunicaciones es uno de los elementos esenciales para lograr la necesaria evolución hacia la Economía Digital, por lo que la labor de las políticas públicas de promoción de la inversión en redes, especialmente aquellas de alta capacidad, es crucial para obtener todos los beneficios económicos y sociales de esta transformación digital y, a la vez, para abordar de la mejor manera este nuevo escenario de intercambio de bienes y servicios digitales.
Lo anterior, sin dejar de lado el foco fundamental que tiene que tener nuestra gestión como reguladores: El ciudadano es lo primero, y se regula con ese objetivo. La discusión sobre telecomunicaciones se ha democratizado, permitiendo que no sólo quede en el ámbito de ingenieros, legisladores y abogados de corte más técnico. Hoy las telecomunicaciones son transversales, benefician a múltiples áreas productivas, sociales, académicas del quehacer del país, y eso hace primordial abrir nuestro trabajo hacia la ciudadanía.
De esta manera, REGULATEL enfatiza la labor que ha desarrollado con un conjunto de grupos de trabajo temáticos hacia el desarrollo de la Conectividad y también sintoniza con iniciativas como la del Mercado Digital Regional.
Un segundo eje es la armonización regulatoria. A través del diálogo de los entes reguladores, se producen acercamientos y benchmarks propician la armonización regulatoria entre los países y se buscan respuestas de conjunto a los contextos emergentes del sector de las telecomunicaciones y las TICs.
Con el trabajo al interior del foro y la sistematización del flujo de información entre los organismos, buscamos elaborar un diagnóstico, a ser compartido públicamente, sobre los retos de conectividad emanado desde la propia región y de esta manera articular un discurso propio de dónde quiere ir la región en esta materia desde el punto de vista de la política pública. Eso abre espacios de colaboración con otros actores del ecosistema digital.
¿Cómo vislumbra el paso de la región hacia una normativa que sea consistente con el proceso de Convergencia Tecnológica actual? ¿Qué aspectos precisamos mejorar y cuáles significan un avance hacia esa dirección? ¿Qué desafíos les depara la nueva regulación en el contexto de la convergencia?
Dado que los países tienen distintas aproximaciones de acuerdo a su institucionalidad, modelos de inversión pública, alianzas público rivadas, entre otros, REGULATEL se revela como un actor clave. Uno de los valores de este foro es justamente producir diálogo entre organismos que se desarrollan en contextos diferentes y con distintas aproximaciones de política pública, para buscar en esa diversidad los puntos de acción comunes, estrategias de solución sobre problemas y condiciones de desarrollo del sector en la región.
La convergencia tecnológica y los modelos de negocio emergentes facilitados por el cambio tecnológico efectivamente ponen un reto a las instituciones. Por ello, es de capital importancia el refuerzo institucional de los reguladores nacionales, es decir, que cuenten con las herramientas necesarias, tanto desde el punto de vista de competencias como de capacidad de actuación para ejercer dicha labor. Es de particular importancia en este sentido la necesidad de que los reguladores cuenten con los datos e información necesarios para la caracterización de mercados y la consecuente toma de decisiones en materia de conectividad y facilitación de la convergencia, pero además evaluar que ya no se debería regular mirando el esquema de las telecomunicaciones por separado.
Al día de hoy la voz, los datos, TV y radio convergen para ser transmitidos como servicios complementarios. Así como la tecnología se hace convergente, los prestadores lo ofrecen así, y los consumidores los usan de la misma forma, los reguladores deben actualizar su institucionalidad para tender – por ejemplo – hacia una concesión única, fiscalización en línea más que en terreno, y otras tantas modificaciones que se pueden hacer para atender los requerimientos de hoy y del futuro.
Tengamos además en cuenta el alcance extra territorial de las principales plataformas de contenidos digitales que se usan mayoritariamente en la región, el trabajo colaborativo al interior de América Latina y con otras regiones cobra más relevancia que nunca. Así, el Foro ha emprendido la tarea de examinar por un lado las buenas prácticas nacionales y por otro, echar la mirada más allá de la región para ver cómo se desarrollan las políticas de acceso a banda ancha en Europa, a través de los casos de éxito de BEREC.
Continuando con temas que refieren a la región, ¿cómo ve el desarrollo de internet industrial en Latinoamérica para posicionarla en un nivel competitivo superior?
En Latinoamérica tenemos un problema de calidad de redes que ha impedido el buen desarrollo de esta derivada de la internet aplicada a procesos productivos, lo que resta protagonismo al impacto que podría llegar a tener para la conversión hacia una industria que tome partido de las nuevas tecnologías, poniéndolas al servicio de las economías locales.
Acá es muy importante el rol que va a cumplir el IoT en el futuro de la industria, pero es importante considerar que el IoT no modifica los procesos industriales actuales, sino que los apoya al transformar los datos en información valiosa para la toma de decisiones, sean técnicas o comerciales.
Al tener eso claro, y tras reflexionar sobre el rol que la internet tendrá en cada industria de nuestras economías, podremos posicionar a nuestra región en niveles de desarrollo equiparable al resto del mundo en esta materia.
¿A qué retos se enfrenta Chile en materia de telecomunicaciones, sobre todo teniendo en cuenta su papel de referencia en la región?
Todo parte por una definición fundamental: Internet debe ser tratado como un servicio básico, equiparable al acceso al agua y la electricidad. Tras esto, la regulación debe potenciar a internet como un servicio principal y no como un complemento de la voz.
Hoy Chile cuenta con cifras muy auspiciosas en cuanto a conectividad, donde un 98% de la población tiene acceso a contratar servicios de telecomunicaciones, y con índices de velocidad y calidad de servicio por sobre la media del continente. Sin embargo, estas cifras son vacías si no le damos un sentido inclusivo a esta conectividad, y dejamos de esconder la realidad detrás de los promedios.
Existe un Chile rural, de esfuerzo, de gran valor productivo, cuyos estándares de conectividad son muy distintos a los que acostumbramos a tener en la ciudad. Hoy el Estado chileno tiene políticas públicas que apelan a emparejar el acceso para todos los ciudadanos, pero eso es sólo el primer paso de una serie de otras iniciativas que abordan esta conectividad desde la salud, la economía, la industria inteligente rural, y la educación. Todo esto encarna el deseo de la Presidenta Michelle Bachelet de hacer de Chile un país más justo y con más oportunidades para todos los que viven en él.
Cada país tiene sus propias necesidades, y ellas cambian constantemente con el tiempo y la acelerada evolución de la materia que regulamos, Hoy en Subtel estamos en pleno proceso de levantamiento de las ideas de la sociedad civil, nuestros regulados, y otros actores de la industria, todo para dar forma a un Libro Blanco de las Telecomunicaciones que pondrá en relevancia una hoja de ruta que delineará el camino que como país tenemos que recorrer para dar forma a la Matriz Digital del Chile del 2025.
¿Cómo se va desarrollando el desafiante proyecto de fibra Austral que está llevando a cabo? ¿Qué perspectivas se observan considerando los actuales retos?
Avanza muy bien, la semana pasada hemos publicado el concurso y difundido, para que los oferentes presenten sus propuestas el 12 de julio en el caso del troncal submarino y el 26 de julio para las troncales terrestres. Hoy reforzamos el trabajo con las autoridades sectoriales, de modo que los permisos de construcción e instalación sean tramitadas de la forma más expedita posible para los adjudicatarios. Se sostienen conversaciones con el Ministerio de Obras Públicas, Bienes Nacionales, la Armada de Chile y el SHOA, CONAF y la Asociación de Municipalidades, pues nos interesa dar garantías que la fase de construcción se realizará de manera fluida.
Por otro lado, queremos mostrar a la industria todos los atractivos que tiene la zona austral en términos de volumen de flujo de datos, como lo es el centro de estudios Sub-Antárticos Cabo de Hornos ubicado en Puerto Williams. Las tres áreas que se desarrollarán en el centro, que entrará en operaciones el año 2017 y contará con 22.458 metros cuadrados, son Conservación biocultural y ecoturismo, educación e investigación científica.
Otro ejemplo es el Parque Eólico Cabo Negro de Enap, iniciativa que aportará 10 MW de potencia a la generación de energía eléctrica, lo que equivale al consumo anual de 6 mil hogares de la región de Magallanes, con una inversión de US$20 millones, y que propiciará la creación de un hub tecnológico en la zona.
Se suma a estos el Centro Antártico Internacional en Punta Arenas, en proceso de diseño; el Centro de Biomedicina, también en Punta Arenas, que está en fase de ejecución; además de un Centro de Teledetección y Oceanografía y una serie de laboratorios diseminados por la península Antártica, los que permitirán tener una base con más de 400 científicos trabajando permanentemente en distintas áreas que van desde la biomedicina hasta ciencias básicas en el ámbito biológico, oceanográfico y atmosférico. Esto se traduce en la mayor inversión en materia científica que jamás haya hecho Chile en toda su historia, con proyectos que superan los $23.807 millones de pesos.
En esta línea, cobra aún mayor relevancia el trazado de Fibra Óptica Austral, dado que hemos iniciado los estudios de pre-factibilidad para un cable de fibra óptica transpacífico. Queremos unir nuestro país con Asia, lo que transformará a Chile en la puerta de entrada asiática para América Latina, y es muy probable que el acceso a nuestro país se realice por la zona austral, gracias la curvatura de la tierra y el alto interés internacional por los estudios antárticos.
Todo lo anterior configura un escenario donde desde el Estado hemos realizado bien el trabajo, pues – al ver el panorama global y proyectar el futuro desde nuestra área – hemos puesto bien los objetivos y los incentivos para conseguirlos. Ahora es tarea de la industria, del sector privado, hacer su parte y asumir estos desafíos país como propios.
En un comunicado difundido en marzo de este año, la SUBTEL anunció la creación de una Unidad de Innovación y Desarrollo para las Telecomunicaciones, un Observatorio de las Telecomunicaciones que identifica tendencias de futuro, las estudia y las pone en perspectiva nacional para perfilarlas como potenciales elementos a integrar por la regulación futura. Sería como un libro blanco de las telecomunicaciones. ¿Qué etapa está transitando ese proyecto? ¿Qué futuro le depara, a tu parecer? ¿Quiénes y de qué manera se puede colaborar?
El libro blanco ya inició su construcción, que como saben lo estamos construyendo con todos los actores de esta industria: academia, ciudadanía y los sectores de la industria tales como infraestructura, servicios intermedios, proveedores, industria de internet y telefonía, operadores móviles, industria de la radio y televisión, satelital entre muchas otras.
A la fecha iniciamos la fase de entrevistas individuales con actores claves del sector, tanto públicos como privados y parlamentarios.
Luego realizaremos reuniones ampliadas por sectores para ir definiendo los temas más relevantes y sensibles, así como las prioridades de corto y largo plazo. De esta manera, llegaremos a septiembre con un libro que refleje la mirada del sector, con sus desafíos inmediatos y también con una mirada de largo plazo.
Una de las principales conclusiones que ya se advierte es la urgente necesidad de cerrar la brecha digital en Chile, es decir, realizar el despliegue de infraestructura para llegar con servicios a todo el territorio nacional, y dentro de esto hay urgencias inmediatas como lograr un 100% de conectividad en todas las escuelas públicas, en todas las postas y servicios de atención de salud, especialmente en zonas aisladas que es donde hoy se concentra el problema de deficiencia o falta de conectividad.
En materia legislativa, es urgente actualizar nuestra normativa para que dé cuenta de la realidad del mercado actual, el que es muy dinámico, lo que se refleja en la falta de visión de futuro que tenía esta subsecretaría. La tecnología y su avance, así como la falta de visión, obligaron por años al regulador a trabajar desde el pasado y sobre hechos consumados. Hoy apostamos a adelantarnos, a proponer, y a ser muy activos en las discusiones de futuro. No hay más tiempo para perder.
Lo mejor es que todos pueden participar al entregar su idea o su opinión. Quienes lo deseen pueden contactar a la División de Fomento a través de nuestro formulario web desde subtel.gob.cl