El 2020 se encontró un potente catalizador de la Transformación Digital: el Covid 19. Proyectos que no estaban definidos se convirtieron en prioritarios, incluso obligando a crear áreas o contratar personal para suplir la creciente necesidad de servicios y soluciones que se tuvieron que adoptar rápidamente por intermedio de cuatro tecnologías clave: Automatización Robótica de Procesos o RPA, herramientas de Colaboración, Computación en la Nube e Inteligencia Artificial.
Según la consultora Forrester Research, está previsto que el mercado de RPA alcance los US$2,1 billones en el 2021 a nivel mundial, principalmente por la necesidad de reacomodar los puestos de trabajo e incluso tener que desarrollar las actividades de forma remota que han puesto a las empresas con altos requerimiento de “contactabilidad” de usuarios como los contact centers, bajo una enorme presión al tiempo que crecen exponencialmente la demanda de servicios, ya que los clientes -que son atendidos por este medio- solicitan de manera creciente consultas sobre sus servicios y necesitan sus respuestas de forma personalizada en múltiples canales.
En cuanto a la segunda tecnología, esta se ha fortalecido debido a que, por el trabajo en la casa, el computador y el teléfono móvil son la nueva oficina, obligando a que las herramientas de Colaboración basadas en la nube se vuelvan omnipresentes. Teams, de Microsoft, por ejemplo, fue utilizada por 44 millones de personas el 18 de marzo de 2020, 12 millones más que el número de usuarios activos diarios que tenía una semana antes. A propósito, Claro en Colombia realizó alianzas con Cisco, Google y Microsoft, para que las empresas utilizaran sus respectivas plataformas de comunicación y colaboración con algunos meses de servicio sin costo.
Por su parte, según datos de la consultora Globaldata, se estima que para el fin del 2020 la inversión total en Computación en la Nube llegue a unos US$284 billones, y que para el 2024 ascienda a US$429.4. Una de las razones es la visibilidad de sus beneficios, sin embargo, nos plantea interrogantes acerca del desarrollo del negocio para las organizaciones sobre su consumo futuro a nivel consumo de recursos TI. Algunos ya habrán llegado a la conclusión de que, sí pueden funcionar virtualmente, ahora, la pregunta es si puedo hacerlo de forma permanente, segura y sostenible.
En el caso de la Inteligencia Artificial, este año tuvo un impacto en la capacidad de adaptación “en caliente” en los sistemas de análisis de compras y motores de recomendación. El caso más sonado, el de e-commerce de Amazon detallado en la revista MIT Technology Review, en donde se indicó cómo el producto más buscado dejó de ser las carcasas para celulares por las máscaras N95, obligando a rediseñar algunos modelos o ajustarlos a partir de los nuevos datos que se iban adquiriendo con el comportamiento de compra creciente de las personas. Contar con esas herramientas les permitió reducir el costo de la predicción y una mejor toma de decisiones en la oferta y la demanda, por intermedio de pronósticos en tiempo real que reducían la incertidumbre y que reasignaban recursos para evitar interrupciones en la cadena de suministro, conectando en tiempo real los ajustes en las solicitudes a fabricantes y distribuidores de productos con el fin de atender la fluctuante demanda dado su comportamiento. Para no ir más lejos durante estos últimos meses, producto de las inversiones de Claro en Colombia en el país en este tipo de tecnologías, referente a transacciones y consultas, el 93% de todos los servicios de la compañía de telecomunicaciones fueron autogestionados por sus clientes por medio de los canales digitales.
Por último, la Inteligencia Artificial además de detectar nuevos patrones de consumo, ofrece la identificación rápida de las tendencias emergentes, especialmente a la luz del aumento de las compras en línea, ya que adicionalmente a ser una combinación poderosa, permite información clave para proporcionar productos personalizados con el fin de optimizar la participación y las ventas, adicional a que las compañías puedan redirigir sus esfuerzos de investigación basados en comportamientos futuros siendo cada vez más competitivos y asertivos en sus inversiones.
En conclusión, la aceleración hacia la Transformación Digital se ha visto apalancada en estas tecnologías, que sin duda no son las únicas, sí han sido las más importantes en términos de capacidad de adaptación para la supervivencia de grandes compañías e incluso emprendimientos que han logrado sobrevivir gracias a ellas.
En el futuro inmediato veremos cómo emergerán otras tecnologías, o cómo estas se transformarán al servicio de las organizaciones. Pero más allá de identificarlas, la pregunta que nos debemos hacer es: si estamos viendo ya el impacto que tiene en el futuro de nuestra organización el uso de ellas y si aún no las estamos usando, ¿cómo podemos adaptarnos al entorno cambiante que nos ha puesto de manera abrupta el Covid 19?