El reto del próximo ejecutivo brasileño de volver a la senda del crecimiento acelerado pasa por desarrollar un ecosistema digital vibrante, en un contexto económico cada vez más cambiante y disruptivo. La pieza clave para la transformación productiva es desarrollar una infraestructura de conectividad de clase mundial que permita al país avanzar en la incorporación de las TIC en todos los sectores productivos. La digitalización es sinónimo de progreso.
El desarrollo económico y social de Brasil solo será posible si entendemos y afrontamos las transformaciones tecnológicas de las últimas décadas y sus profundos impactos en la forma de producir y consumir bienes y servicios. Necesitamos la construcción de amplios consensos para definir las políticas públicas que permitan incrementar la eficiencia y productividad del país, generando más crecimiento económico, progreso social y mayor equidad.
En este campo, la industria de las telecomunicaciones es un aliado fundamental. El sector ha venido invirtiendo en infraestructura de conectividad más de 1000 millones de reales en los últimos 20 años, y como fruto de este esfuerzo inversor los índices de conectividad han aumentado notablemente. Sin embargo, pese a que las telecomunicaciones son el componente esencial de la infraestructura digital del país, y el eje imprescindible para el desarrollo de la economía; el sector ha estado de lejos de tener un espacio preferencial en la agenda política. Las políticas aplicadas han quedado estancadas con el paso de los años y han hecho que el sector no viva uno de sus mejores momentos. La tecnología ha ido avanzando al compás de los tiempos pero la regulación no lo ha hecho. Tenemos servicios del siglo XXI con una legislación que sigue centrada en los años 90. La legislación no contempla los nuevos actores ni se adapta a un sector de amplio dinamismo generando asimetrías y rémoras para la inversión.
Para evitar el estancamiento e impulsar la necesaria inversión en infraestructura, es preciso que el próximo gobierno vuelva a poner al sector en el centro de su agenda política. Existen retos muy importantes; como es el imperativo cierre de la brecha digital, la llegada del 5G, el Internet de las Cosas, el despliegue de fibra óptica hacia los hogares, entre otros, que requieren importantes inversiones del sector privado y están a la vuelta de la esquina. Nos encontramos en una “cuarta revolución industrial” sustentada en la digitalización, la inteligencia artificial, la conexión de alta velocidad, el big data y la automatización. No estamos hablando del futuro, sino de un presente tecnológico que está redibujando la economía global y del que Brasil no puede ausentarse, teniendo en cuenta el nivel industrialización de un país como Brasil, sino postularse como el líder regional que está llamado a ser.
Es clave que el ejecutivo entrante tome la senda del diálogo constructivo con la industria y afronte las reformas que necesita el sector. Se requiere una Agenda Digital ambiciosa y realista para los próximos años, que provenga de una iniciativa política al más alto nivel. Se necesita de visión, voluntad de consenso y sentido de urgencia, con liderazgos comprometidos con la digitalización del país tanto en el ámbito público como en el privado. Brasil debe identificar el desarrollo digital como una de sus máximas prioridades, transitando a modelos económicos que generen mayores oportunidades y crecimiento.
La regulación del sector debe acompañar la evolución tecnológica de los últimos años y adaptarse a esos cambios. Es impostergable transitar a corto plazo hacia modelos de licencia única y aprobar el PLC 70/16, pudiendo avanzar del esquema de concesiones al de autorizaciones, cuestión que al liberar la carga de obligaciones que tienen las concesionarias permitiría al sector desplegar mayores inversiones. También se debe avanzar hacia una legislación homogénea a nivel nacional para agilizar los trámites para el despliegue de infraestructura. Brasil necesita simplificar la reglamentación y promover la autorregulación en el sector, avanzar hacia criterios de neutralidad tecnológica donde se regulen los servicios por igual, con independencia de la tecnología o plataforma utilizada: mismas reglas para servicios similares.
El cierre de la brecha digital es un imperativo económico, pero fundamentalmente ético, todos los brasileños deben poder acceder a las oportunidades de internet, y para lograr este objetivo hay abandonar viejos dogmas y avanzar hacia soluciones alternativas, sobre todo por los brasileños que residen en zonas de especial dificultad, dónde lo establecido para conectar las zonas urbanas definitivamente no sirve. Habrá que establecer los incentivos suficientes, ya sea removiendo trabas o dando tratamientos fiscales distintos. Esto último es de vital importancia en un país donde la carga tributaria supone cerca de la mitad de la factura, con las limitaciones que ello supone y que terminan por dificultar que aquellos brasileños que cuentan con menores recursos se conecten a la red.
Reducir el estancamiento y el conformismo pasa además por establecer una agenda ambiciosa con las empresas, y en particular las PYMES, para mejorar su competitividad y sus marcos de negocio. La mejora en los recursos humanos debe venir desde la escuela, y esto pasa por modificar los programas educativos vigentes incluyendo formación en educación digital y preparación para un mundo interconectado. El mundo laboral va a cambiar notablemente al calor de los nuevos desarrollos tecnológicos y la sociedad debe estar preparada desde su inicio para hacer frente a este cambio de paradigma. Es preciso por tanto dotar a los niños y jóvenes de nuevas habilidades, y permitir que se expresen los talentos que están siendo requeridos en la economía digital, favorecer la innovación y el emprendimiento, y pasar así de ser usuarios a creadores de contenidos y servicios.
Brasil se encuentra en un momento clave, y tiene una oportunidad que no puede desaprovechar. El próximo gobierno debe afrontar estos retos desde el minuto uno para avanzar en una senda de crecimiento, para lo cual la profundización del diálogo público privado, el liderazgo y el dinamismo serán claves.
*La versión original de este artículo está redactada en Portugués y fue publicada en Teletime News http://teletime.com.br/23/10/2018/a-necessaria-aposta-do-brasil-pelo-desenvolvimento-digital/