Eduardo Chomali
Dir. Regional para los Países Andinos ASIET

Flexibilidad comercial, un atributo esencial para el cierre de la brecha digital

El acelerado desarrollo de las telecomunicaciones en América Latina ha sido impulsado por tres fuerzas fundamentales: la evolución tecnológica, la liberalización de los mercados y la globalización de las economías. Hoy, tras numerosos procesos de privatización y de apertura, en los que los fuertes marcos regulatorios jugaron un papel crucial, nos encontramos en un contexto en el que la mayoría de nuestros países presentan niveles adecuados de competencia en telecomunicaciones, y en el que las tendencias en materia de política regulatoria apuntan hacia la promoción de la libre competencia mediante marcos normativos livianos y orientados a facilitar un escenario de juego equitativo para sus participantes.

Los entornos que promueven la libre competencia suelen generar resultados eficientes. Es ampliamente aceptado que cuando los agentes participantes de un mercado afrontan presión competitiva, tienen incentivos a ser más eficientes en el uso de los recursos, más innovadores en el desarrollo de productos y procesos, más enfocados en las necesidades del cliente y más proclives a implementar nuevas tecnologías que les permitan seguir vigentes en el mercado. De esta forma, tal como viene sucediendo en nuestros países, los usuarios no sólo se benefician de precios más bajos sino también de ofertas más innovadoras y mejores servicios.

En ese contexto, preocupan las diferentes propuestas que desde diversos ámbitos, incluso aludiendo a cuestiones relativas a Neutralidad de Red, sugieren intervenir en las ofertas comerciales. Y es que, atendiendo a las dinámicas sectoriales y los desafíos aún pendientes en nuestra región, como lo es el hecho de que el 50% de los latinoamericanos no usan Internet, la flexibilidad comercial constituye un atributo esencial para lograr el cierre de la brecha digital, permitiendo la correcta orientación de los costos de los servicios a los usuarios específicos que los consumen, e incluso que los clientes con menores requerimientos paguen un precio más bajo o incluso puedan acceder de forma ilimitada y/o gratuita a determinados servicios.

Lo anterior es especialmente relevante para aquellos usuarios de la base de la pirámide, caracterizados por su limitado poder adquisitivo, y para quienes poder elegir aquella oferta más adaptada a su capacidad de pago resulta decisivo en su inserción digital. De ahí la importancia de la flexibilidad que permita el desarrollo de ofertas múltiples escalables, como en el caso de la banda ancha móvil en opción de consumo diario (o por hora) a límites de capacidad de descarga en planes postpagos, pasando por planes con atributos basados en servicios (correo electrónico, redes sociales, etc.)¹

Es en ese sentido, que más allá de las capacidades y buenas intenciones de los distintos actores, la práctica evidencia que la mayor eficiencia se logra a través de un mercado en competencia, en el que los distintos jugadores cuentan naturalmente con los incentivos para brindar mejores servicios junto a mejores ofertas comerciales, ya sea para mantener o captar nuevos clientes, y en el que la flexibilidad comercial resulta indispensable para satisfacer las demandas en un mercado caracterizado por el hecho de que cada usuario es único en lo que valora, en lo que requiere en términos de servicios y el precio que puede o está dispuesto a pagar.

¹ Iniciativas para el cierre de la brecha digital en América Latina. Estudio elaborado por Raúl Katz para el cet.la Julio de 2016