Carolina Caeiro
Coordinadora de Proyectos de Desarrollo, LACNIC.

El acceso que falta: el caso de las redes comunitarias

Conectar a aquellas poblaciones que hoy siguen sin acceso a Internet fue un tema recurrente y de común interés para los distintos actores del CLT 2019. Múltiples representantes del sector de telecomunicaciones, empresas de Internet, reguladores y financiadores internacionales presentaron proyectos destinados al cierre de la brecha en América Latina y el Caribe abarcando nuevos tipos de asociaciones, modelos de negocio y propuestas de innovación normativa.

El panel “El acceso que falta: más de lo mismo” hizo foco en un modelo alternativo que ha cobrado fuerza al interior de América Latina: las redes comunitarias. LACNIC considera como redes comunitarias aquellas redes de acceso a Internet, construidas y operadas por ciudadanos de comunidades desatendidas que se organizan para conectar a su comuna, ciudad o pueblo y brindar servicios con recursos propios.

LACNIC ha sido impulsor temprano de las redes comunitarias a través de FRIDA, el Fondo Regional para la Innovación Digital. Esta iniciativa ha apoyado a las redes de AlterMundi y Atalaya Sur en Argentina, el montado de dos redes en Bahía y Piauí, en Brasil, a través de Artículo 19 y de una red inalámbrica en el municipio Maní, Colombia a través de la asociación civil Colnodo. Asimismo, FRIDA apoyó el desarrollo del LibreRouter, un router WiFi Open Source diseñado para redes comunitarias, y la estructuración de propuestas normativas para redes de telecomunicaciones rurales y comunitarias en Colombia.

La brecha digital es un desafío apremiante que requiere soluciones innovadoras. Más de un tercio de la población de América Latina y Caribe no está conectada a Internet. En muchos casos, la brecha persiste en zonas donde existe cobertura, lo cual da cuenta del desafío, a nivel regional, de la asequibilidad del servicio. En otros casos, y uno de los principales enfoques de las redes comunitarias, la brecha está en aquellas zonas sin cobertura, principalmente en áreas rurales o de difícil acceso donde la conectividad queda truncada y el acceso a servicios satelitales es costoso. Quizás uno de los aspectos más preocupantes, tal como resaltó Pablo Bello, Director Ejecutivo, ASIET, es que el cierre de la brecha se ha estancado en el último año, lo cual indica que hemos llegado al núcleo duro del gap digital.

El surgimiento de las redes comunitarias en América Latina es evidencia de la urgencia de lograr la conectividad. A medida que mayor cantidad de servicios pasan a lo online y se digitaliza la economía, se profundizan las desventajas y marginalización de los desconectados. De esta manera, las iniciativas de montado comunitario y autogestión de redes se presentan como una alternativa para aquellas comunidades desatendidas que quieren ejercer el derecho a la comunicación y acceder a los beneficios que implica estar conectados.

Desde una perspectiva de innovación, como destacó Karla Prudencio de la Asociación Méxicana Redes, las redes comunitarias son un círculo virtuoso. Las mismas contribuyen a cerrar la brecha de acceso, pero también aportan modelos alternativos donde hay una apropiación de la tecnología por parte de las comunidades, donde se trabaja en contenidos locales y relevantes para los nuevos usuarios de Internet a quienes conectan, y también dónde se introducen modelos de negocio alternativos que hoy están dando respuesta a una necesidad insatisfecha.

Una gran interrogante, en términos de impactar significativamente en el cierre de la brecha, es si el modelo de redes comunitarias representa una solución que pueda dar respuesta a escala al desafío de la conectividad. Estudiar su escalabilidad es un aspecto que se está trabajando activamente desde los colectivos impulsores de las redes comunitarias. Una de las principales limitantes que se observa desde FRIDA tiene que ver con la introducción de regulación normativa que les permitan a las redes comunitarias dejar de operar en la informalidad.

En este frente se están viendo algunos primeros signos de evolución. Las asociaciones civiles Altermundi y Redes recibieron licencias como operadores sociales en Argentina y México, respectivamente. Desde una perspectiva de regulación, Luis Ottati, especialista en espectro del Ministerio de Modernización, presentó en el CLT 2019 sobre la banda de 450 mhz para facilitar el acceso a Internet de banda ancha y telefonía inalámbrica en áreas rurales, en el caso de Argentina.

La complementariedad entre las redes tradicionales y modelos alternativos es fundamental a la hora de seguir avanzando hacia el cierre de la brecha digital. En este sentido, las redes comunitarias representan una estrategia adicional para trabajar en cerrar la brecha digital, que deberá venir de la mano de múltiples y complementarios esfuerzos del sector de telecomunicaciones y los gobiernos de la región.