Cristina García de Miguel

Orbit-Spectrum Resources Manager en Hispasat
“Es importante que las niñas tengan referentes femeninos en los sectores técnicos que les permitan ver que no están vedados para ellas”

En América Latina existen aún múltiples brechas en cuanto al acceso a las TIC, respecto al género, pero también entre el mundo urbano y el rural, o entre jóvenes y mayores. ¿Cómo puede el satélite impulsar la universalización del acceso a internet?

El satélite es la solución tecnológica más adecuada para democratizar el acceso a Internet y llevarlo hasta cualquier lugar, incluso allí donde las demás alternativas no llegan, como ocurre en tantas zonas rurales de Latinoamérica alejadas de los grandes núcleos de población. Su cobertura es universal para cualquier punto que quede bajo su huella, independientemente de las distancias o las dificultades del terreno; y el despliegue de su servicio es muy rápido, ya que basta con instalar una pequeña antena para que los usuarios puedan conectarse y disfrutar de Internet de banda ancha de forma inmediata, sin tener que esperar todo el tiempo que requiere el despliegue de redes de otras tecnologías fijas.

La tecnología satelital ha avanzado mucho en los últimos años y permite transmitir un volumen más elevado de datos a velocidades mucho mayores y a precios más ajustados. El uso de la banda Ka, con mayor capacidad, y de la tecnología HTS (de alto rendimiento, por sus siglas en inglés), que ofrece coberturas más concentradas sobre áreas más reducidas, junto con la posibilidad de reutilizar frecuencias, supone un incremento directo de la información que puede transmitirse a través de los satélites y, en consecuencia, tarifas más competitivas para los clientes finales. HISPASAT ya está ofreciendo soluciones de Internet residencial en México, Brasil y otros países latinoamericanos en colaboración con proveedores de servicios de Internet locales.

Además, estamos desarrollando nuevos modelos de negocio que faciliten el acceso a Internet en las zonas rurales de forma sencilla y al menor coste posible para el usuario. Los puntos WiFi satelitales, por ejemplo, ofrecerán conexión en zonas abiertas mediante bonos de prepago de muy bajo precio, que cada cual podrá adaptar a sus necesidades y su disponibilidad económica.

Por otro lado, HISPASAT colabora en América Latina en diversos proyectos gubernamentales encaminados a favorecer la inclusión social mediante la reducción de la brecha digital. Así, en Colombia proporciona capacidad espacial en más de 600 puntos del Proyecto VIVE Digital y en México facilita la conectividad en 2.500 espacios públicos en poblaciones rurales o remotas de México en el marco del programa México Conectado.

Usted ha asegurado que en “la región va a haber un crecimiento exponencial de la demanda de la banda ancha por satélite en los próximos años” y ha señalado como clave “avanzar hacia la adopción de políticas de cielos abiertos”, ¿qué retos tiene el despliegue de servicios satelitales en la región? ¿Cómo avanzamos en políticas públicas para potenciar este desarrollo?

Según un informe elaborado por la UIT, alrededor de 3,9 billones de personas en el mundo todavía no tienen acceso a Internet, de los cuales más del 60% pertenecería al entorno rural. Dentro de América Latina y el Caribe más de la mitad de hogares carece de acceso a Internet y, donde sí lo hay, la velocidad media de conexión es inferior a 10 Mbps, por lo que gran parte de la población aún permanece desatendida. A pesar de ello, los planes nacionales de banda ancha suelen ignorar o discriminar la banda ancha por satélite. Sin embargo, para usuarios en zonas remotas o con cobertura reducida el satélite es actualmente la solución más eficiente en términos de costes. También sigue existiendo falta de neutralidad tecnológica en muchos proyectos de financiación y subvenciones de despliegue.

Me gustaría poner un ejemplo de cómo se está incluyendo el satélite en este cierre de la brecha digital en Europa. El objetivo de la Agenda Digital europea es llegar en el año 2020 al 100% de la población con capacidad de 30Mbps. Con este horizonte, las administraciones públicas europeas han hecho un análisis de penetración de la fibra y el LTE y han llegado a la conclusión de que en 2020, ya sea por factores demográficos u orográficos, aún existirá un porcentaje de ciudadanos que no dispondrá de cobertura de ninguna de estas tecnologías. En estos casos, el satélite es el medio idóneo para llegar a esta población. Por ello, varias administraciones, como Reino Unido, Francia y España, han puesto en marcha un plan específico de ayudas para el desarrollo de la banda ancha rural que permitirá cumplir con los objetivos de la Agenda Digital 2020, y que el 100% de la población tenga acceso a Internet con velocidades de 30Mbps. Este ejemplo podría trasladarse a las políticas digitales latinoamericanas para favorecer el cierre de la brecha digital.

Respecto a la política de cielos abiertos, los satélites de comunicaciones geoestacionarios tienen cobertura sobre zonas muy amplias, de hasta un tercio del planeta. A pesar de ello, para poder operar sobre el territorio de un determinado país deben obtener, por lo general, la habilitación que determine la legislación nacional correspondiente. Con frecuencia, estas legislaciones establecen procedimientos de autorización largos y costosos, además de requisitos y obligaciones complejas asociadas al otorgamiento de las licencias y a la creación de infraestructuras locales, tratamiento fiscal desfavorable, tasas administrativas discriminatorias, elevados aranceles a la importación de equipos satelitales o requerimientos de presencia comercial en el país. En este sentido, sería recomendable la adopción de una política de cielos abiertos como principio básico para que las fronteras nacionales tengan una mínima influencia sobre la forma en que los ciudadanos pueden beneficiarse de los servicios satelitales ofertados con la máxima rapidez y sin incremento de los costes.

Así, esta política permitiría que los prestadores de servicios satelitales que operan en un país determinado puedan conectarse a la señal de aquellos satélites con cobertura sobre el país, sin necesidad de que éstos sean previamente autorizados por la Administración estatal y estableciendo el mismo tratamiento para satélites nacionales y extranjeros. Además, se debería fomentar, entre otras cosas, la eliminación de requisitos gravosos, tales como establecimiento de sucursal en el país, o cargas fiscales excesivamente elevadas, además de fijar procedimientos de autorización transparentes y no discriminatorios.

¿Cuáles son las tendencias tecnológicas en el mundo satelital y los proyectos a futuro de Hispasat? ¿Qué perspectiva tiene respecto a la llegada del 5G?

El sector satelital, e Hispasat en particular, está trabajando en diversas vías de innovación, entre las que se cuentan la participación en constelaciones de órbita baja como LeoSat, o alternativas como las plataformas atmosféricas o HAPS, donde estamos colaborando con los fabricantes más importantes. Por otro lado, se está investigando de forma muy activa en nuevas tecnologías en el segmento terreno, como las antenas de bajo perfil de Phasor adaptadas a los requerimientos de los vehículos de transporte por carretera, entre otras. También estamos desarrollando en colaboración con otras empresas nuevos servicios que faciliten su adopción por parte del cliente final, como la solución de puntos WiFi vía satélite en entornos rurales que comentaba anteriormente.

En cuanto al 5G, estamos convencidos de que el satélite tendrá un papel relevante en este nuevo ecosistema que empieza a desarrollarse, ya que facilitará la extensión de la conectividad 5G a cualquier lugar. La industria satelital ya está trabajando para integrarse en el entorno 5G y contribuir a conformar las redes híbridas que proveerán los servicios de conectividad mediante la combinación más eficiente de tecnologías terrestres y espaciales en cada caso. En este entorno, el satélite aporta también su capacidad de multidifusión en banda ancha para facilitar, por ejemplo, las actualizaciones de software a millones de usuarios al mismo tiempo o la transmisión de contenidos de vídeo de alta calidad. Y es el satélite el que puede asegurar la alta disponibilidad de las redes 5G al aportar una infraestructura que, desde su ubicación en la órbita geoestacionaria, es independiente de cualquier incidente que pueda afectar a las redes terrestres.

¿Es clave la neutralidad tecnológica?

Es esencial que se mantenga el principio de neutralidad tecnológica en la regulación y en las actuaciones públicas, para hacer posible que cada tipo de operador realice sus inversiones y compita en igualdad de condiciones ofertando sus servicios. La neutralidad regulatoria es básica para la libre competencia, que siempre juega a favor del usuario final de los servicios, porque favorece la selección de las soluciones más eficientes y adecuadas para cada caso y situación. El incentivo público a la construcción de nuevas infraestructuras terrestres de banda ancha no debe obstaculizar el desarrollo de la solución satelital, que ya existe y es eficaz, y que ha surgido como resultado de complementar y competir con el resto de agentes del mercado.

Es necesario que exista una verdadera neutralidad tecnológica en las decisiones regulatorias y en los planes públicos de fomento del despliegue de servicios de banda ancha, que no favorezca ni penalice a unas tecnologías de acceso de banda ancha frente a otras.

Usted es una ingeniera en telecomunicaciones con más de 20 años de experiencia, en una empresa tecnológica de primer nivel presidida por una mujer. Esto aún es más excepción que norma en nuestra región, ¿Cómo cree que puede incentivarse que más niñas y jóvenes desarrollen sus carreras profesionales en el ámbito científico-técnico vinculado a las TIC?

La falta de vocaciones técnicas femeninas no es un problema sólo en América Latina. En España, según datos del Instituto de la Mujer, sólo un 25% de los estudiantes de carreras técnicas son mujeres. Para conseguir que esta tendencia cambie, hay que trabajar mucho a la hora de divulgar el importante papel que desempeñan las ingenierías en la sociedad. Es clave despertar ese interés por las ingenierías y las carreras técnicas en las fases tempranas del aprendizaje.

Asimismo, creo que es labor de todos que los niños y niñas en todo el mundo sepan que pueden llegar a ser lo que quieran de mayores sin importar su género. Una educación sin estereotipos es la forma más importante de mostrarles un mundo sin barreras: cuanta más información tengan a su disposición, más fácil les resultará explorar las distintas vías que pueden conducirles a aquello en lo que querrán convertirse. Las profesiones no tienen género; los límites en su crecimiento como personas deberían ser sus gustos y habilidades, y no unas reglas prestablecidas por su condición. Es cierto que en función de la región del mundo en la que nos encontremos, esta educación sin estereotipos está más o menos desarrollada, y el establecimiento de políticas educativas centradas en las personas, y no en el género, ayudaría a impulsar un cambio de mentalidad.

En Hispasat trabajamos desde hace años para impulsar la igualdad y las vocaciones técnicas femeninas participando con nuestras ingenieras y técnicas y nuestra presidenta en jornadas específicas con niñas y chicas jóvenes, con el objetivo de servirles de inspiración y estímulo para que dirijan su vocación hacia estas salidas profesionales. Es importante que las niñas puedan tener referentes femeninos en los sectores técnicos que les permitan ver que no están en absoluto vedados para ellas y que pueden ser un interesante ámbito de desarrollo profesional.